Fue a comienzos de siglo que un sastre alemán, simpatizante del Laureles F.C., confeccionó el bolillero que hasta hoy resuelve la suerte de los participantes de las rifas del Laureles F.C. y de varias instituciones de la ciudad. Parte del rico patrimonio del club, que hoy se dirige hacia nosotros, a partir de la siguiente reseña, surgida de la pluma de Yolanda Pelleti de Sosa.
"Hola, ¿ que tal ?
Primero me presentaré ante ustedes: soy el bolillero del Laureles Fútbol Club.
Soy mucho más que eso aún: soy patrimonio Departamental.
Estoy en el Club desde el 30 de abril de 1908. Mi autor, un sastre, artesano y ranero alemán de nombre Matías Fiurt, me dio vida y me obsequió a mi querido club, que me adoptó con enorme cariño.-
Enseguida fui la vedette de aquellas inolvidables quermeses raneras. Luego estuve en todos los famosos bailes albiverdes, repartiendo premios en abundancia, en un trabajo a full time que con toda responsabilidad fui desempeñando, y llenando de alegrías por doquier.
Mis dueños no fueron ni son mezquinos y siempre me prestaron y prestan a Instituciones culturales, deportivas, de servicios, escuelas públicas y privadas. Hasta he viajado por el interior del Departamento visitando escuelas rurales, etc., etc., para que todos conmigo culminen sus beneficios y yo contento sea quien reparte la diosa fortuna.
En mis más de 98 años de vida y trabajo, con suma honradez por cierto, he repartido casas, apartamentos, viajes al exterior, autos, motos, terrenos, bicicletas, televisores, computadoras, y una gama tan impresionante como increíble de los más diversos artículos.-
Ya no soy un niño; si casi nací con la Institución. Edad y años de servicios me sobran para jubilarme, pero me siento joven, tan joven como Laureles y pienso seguir brindando mi colaboración a todos.-
A los Directivos del Club les pido que como hasta hoy me sigan cuidando, manteniéndome en forma, sin telarañas, sin polvo. Es muy lindo que nos laven la cara y se acuerden de los viejitos que dimos todo lo mejor de nuestra vida útil, y que como en el caso mío, le diremos no a la jubilación, porque Laureles nos precisa, al igual que las instituciones amigas.
Si Laureles va a llegar a sus 100 años, fuerte, pujante y vigoroso, ¿ por qué yo no lo puedo seguir acompañando?
Atte: El bolillero del Laureles" |